Esta función le permite al emisor exteriorizar sus
actitudes, sus sentimientos y estados de ánimo, así como la de sus deseos,
voluntades y el grado de interés o de apasionamiento con que realiza
determinada comunicación. Esta función se cumple, por consiguiente, cuando el
mensaje está centrado en el emisor
Las formas lingüísticas en las que se realiza esta función
corresponden a interjecciones y a las oraciones exclamativas.
Ejemplos:
- ¡Ay! ¡Qué dolor de cabeza!
- ¡Qué gusto de verte!
- ¡Qué rico el postre!
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